Reseña Sin más respuesta que el silencio

Título: Sin más respuesta que el silencio
Autor: Christian Martínez Silva
N.º páginas: 220
Editorial:  Hilatura

Gracias a la editorial Hilatura por el envío

 

Samuel enciende su discman para evadir la realidad; RadioHead o Led Zeppelin contrarrestan los silencios que ha encontrado en Villarrosa, un pueblo con urbanizaciones de ensueño, olor a cloro, colegios privados, coches biplaza, mocasines y toda esa parafernalia que le hace sentir fuera de lugar. Para él, su hogar sigue en Valdeaceras, el barrio madrileño que acaba de dejar atrás. 

 

En la mudanza no ha extraviado ni su conciencia de clase ni su inconformismo. Y cuando parece que ha encontrado la claridad, descubre una oscuridad aún mayor: pelos en su puño, golpes en sus costillas, un paseo por un matadero abandonado.

Tierna novela, corta pero muy intensa que hará que los lectores adultos recuerden sus momentos adolescentes: rebeldía contra todo, falta de conocimiento propia y creación, paulatinamente, de dicho conocimiento. A su vez, ayudará a lectores adolescentes a entender mejor tanto la sociedad como los cambios de personalidad que van teniendo e ir generando momentos de introspección.

La trama gira en torno a la historia de Samuel, un chico de 15 años quien, al principio de la novela, se traslada desde un barrio marginal donde prime la delincuencia y la droga, a un barrio rico lleno de prestigio.

Como podremos comprobar, el bulling estará más que presente. Junto a Samuel, también conoceremos a sus compañeros de clase, la jefa de estudios, el regente de un bar, también conoceremos a un anciano y al padre de Samuel. Todos tendrán un papel muy importante en la vida de nuestro protagonista.

Narrado en tercera persona con una delicadeza y un cariño que se hacen patentes durante toda la historia. Narrado en tercera persona y ambientado en los años 90, matiz que me ha encantado, sobre todo por la música, ya que me ha llevado a aquellos años, tanto por la ambientación como por las vivencias de los personajes.

También tengo que decir que en el libro encontraremos semejanzas con la vida real, la dura vida que podemos encontrar en las calles: drogas, maltratos, abusos de poder, enfermedades, prejuicios, clasismo, machismo.

Es posible que por este hecho, algunos padres no quieran que sus hijos lo lean, craso error.

No hay que ocultar a los adolescentes lo que hay fuera y considero que, a parte de los padres, un libro es la mejor forma de mostrarles la realidad.

A parte de la parte más dura, también encontramos comedia, diversión, no todo es drama.

En cuanto vi de qué trataba, pensé que estaría muy bien como lectura obligatoria en los colegios, (así vamos cambiando un poquito a mejor esta parte). Y pocos días después de recibir el libro, la editorial me dio la grata noticia que lo habían propuesto como lectura obligatoria;  y es que, considero, que si  a un niño de 15 años le obligas a leer «La celestina», no va a recibir ninguna enseñanza y va a rechazar la lectura; pero, si le incitas a leer un libro de un protagonista que es como él, verá la lectura como un apoyo, un amigo, y será más fácil inculcarles la cultura.

El libro habla también de música, literatura, falsas apariencias.

Como decía, un libro ágil muy bien desarrollado, escrito con cariño, una novela que te intrigará y hará reflexionar tanto a adolescentes como a adultos.¨

Puntuación: 8

Christian Martínez Silva

Nació cuando moría el verano del 85. Cuando, probablemente, Brian May y Freddie Mercury daban los últimos retoques a Who wants to live forever, y tal vez por ello, sea una de sus canciones favoritas. 

Confía en los pequeños sueños que no han encontrado el espacio adecuado para crecer.
Dickens, Shelley, Bolaño y Chandler le han robado horas de sueño con sus novelas.

Escribe ficción embadurnada de realidad, lanzando sutiles denuncias sociales que causan grandes reflexiones. Es adicto a la sensación de estar aprendiendo.
Dice que el segundo plano es su hábitat natural. Su centro se compone de su hijo, su pareja, su familia y sus amigos. Pero confiesa disfrutar de otros pequeños placeres; las conversaciones en bares con esencia obrera, los postpartidos del futbol que practica cada sábado, el arte capaz de arañar su sensibilidad, la cerveza fría en verano, las puestas de sol, la lluvia…
Si quieres puedes comentar con él su novela a través de su cuenta de Instagram @martinezsilvachristian